COMER DURANTE EL PARTO NO IMPLICA NINGÚN RIESGO, SEGÚN ESTUDIO BRITÁNICO



Una dieta ligera durante el parto no implica ningún riesgo para la salud de la madre, ni influye en la duración del alumbramiento, ni deriva en un mayor número de cesáreas, según un estudio del King´s College de Londres.
El estudio, publicado por el British Medical Journal, contraviene lo que ha sido una práctica aceptada desde los años 40 acerca de que es necesario evitar la ingesta de alimentos durante el parto para evitar complicaciones ante una eventual intervención quirúrgica.
Para los autores de la investigación se trata de una precaución excesiva desde que se utilizan sistemas anestésicos locales como la epidural, en sustitución de las anestesias generales, que sí pueden presentar complicaciones en el caso de que la paciente haya comido.
El estudio cita la opinión de médicos obstetras y de comadronas, que consideran que eliminar la alimentación durante el parto, sobre todo cuando se prolonga muchas horas, puede ir en detrimento del estado de la madre, del bebé y del desarrollo del alumbramiento.
"Negar el alimento puede ser percibido como una medida autoritaria e intimidatoria, que en el caso de algunas mujeres puede incrementar los sentimientos de miedo y de aprensión durante el parto", se afirma en el trabajo del King´s College.
El estudio hizo un seguimiento de 2.426 mujeres primíparas sanas, que se dividieron en dos grupos: a unas se les se permitió comer pequeñas y periódicas cantidades de comida durante el parto, como pan, fruta y yogur, y a las otras sólo se les permitió beber agua.
El resultado fue que el porcentaje de partos naturales fue el mismo entre uno y otro grupo -un 44%- que la duración del parto fue muy similar -en torno a las 10 horas- y que la tasa de cesáreas fue del 29% entre las mujeres que comieron y del 30% entre las mujeres que sólo se hidrataron.
En ambos grupos 1 de cada 3 mujeres vomitó durante el parto y tampoco hubo diferencias en lo que se refiere al estado de los bebés al nacer o a la necesidad de recibir atención especializada.
Por lo tanto, subrayó el profesor Andrew Shennan, director del estudio, no existe una razón de peso para prohibir a las mujeres con historiales médicos normales que coman con moderación durante el parto y todo parece indicar que hacerlo repercute positivamente.
"Comer y beber puede facilitar que las madres tengan una sensación de normalidad y que se sientan más fuertes", dijo.
La doctora Virginia Beckett, obstetra y portavoz de la Academia británica de Ginecología y Obstetricia, manifestó que desde un punto de vista clínico "comer durante el parto no va a mejorar las cosas, pero tampoco las va a empeorar y puede hacer que las mujeres se sientan más como un ser humano, algo que es muy importante".
"No estamos diciendo que las mujeres se puedan sentar a comer un asado, pero es razonable sugerir que en el caso de las parturientas de bajo riesgo es seguro que coman durante el parto pequeñas cantidades de comida, preferiblemente con alto contenido líquido".

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